jueves, 8 de octubre de 2009

ENFOQUE CONSTRUCTIVISTA

Este enfoque toma los aportes de las diversas teorías cognoscitivas (Piaget, Vigostky, Ausubel y otros) con el propósito de interpretar el complejo proceso de aprendizaje.
De acuerdo a este enfoque, el ser humano es considerado un ser único e irrepetible que construye su propio conocimiento tomando del medio todos aquellos elementos que su estructura cognitiva puede asimilar, para interpretar y explicar la realidad.
El conocimiento es el resultado de un proceso que se modifica, se complementa y se cualifica en el tiempo, a medida que el sujeto atraviesa diversas etapas que le permiten finalmente conocer la realidad en los términos más adecuados, globales y complejos.
El aprendizaje escolar debe estar centrado en la actividad mental del alumno, cuando éste inicia el aprendizaje de un nuevo contenido construye significados, representaciones o modelos mentales. Esto lo hace a partir de las ideas previas que posee (Rodríguez y Chiroque, 1996)
El constructivismo concibe el aprendizaje como un proceso de pensamiento mediante el cual el sujeto adquiere, organiza, transforma y utiliza significado, la experiencia previa. Las estrategias cognoscitivas constituyen factores de gran importancia para la adquisición del conocimiento. Esto implica la necesidad de tomar en cuenta los aportes de la epistemología genética que describe las características de las etapas del desarrollo cognoscitivo en la cual se sitúa el estudiante, los principios del proceso de mediación descritos por Vigostky con miras a hacer posible el desarrollo potencial del niño, y la consideración de los principios del aprendizaje significativo que enfatiza en la importancia de los métodos activos y los materiales adecuados para llevar a cabo las actividades en el aula (Ausubel, 1994)
Sánchez, (1997), describe cuatro aspectos básicos que fundamentan el aprendizaje constructivista: a) el papel activo del sujeto que aprende, b) los resultados del propio proceso de construcción como elaboraciones mentales, c) la reelaboración permanente de los conocimientos construidos y d) la responsabilidad del estudiante respecto a su propio aprendizaje.
El sujeto que aprende se pone en contacto con el conocimiento a partir de la acción que realiza en su ambiente social y material. Esto le permite percibir activamente elementos externos que luego va incorporando a sus esquemas mentales previos, así reacomoda y adapta las estructuras cognoscitivas que posee, en dicho proceso adquiere nuevos conceptos.
Los resultados del proceso de construcción constituyen constructos mentales pues adquieren la forma de esquemas que pueden ser de acción, operaciones o conceptos, dichos esquemas se refieren a lo que sabemos hacer y lo que sabemos sobre el mundo, estos conocimientos van modificándose y conformando nuevos esquemas en un proceso de reestructuración permanente debido a que el individuo se encuentra constantemente sometido a un proceso en el cual adquiere información que organiza y recompone activamente, lo que constituye un proceso de acomodación que desarrolla la inteligencia y el pensamiento, convirtiendo al individuo en un ser capaz de resolver los problemas de su entorno sociocultural (Sánchez, 1997)
Boselli (1996), destaca la relevancia del enfoque constructivista en el marco de la conducción del proceso de aprendizaje en cuanto a: la definición de la educación, el papel del estudiante y el educador.
Según el autor antes citado, la educación es una práctica social compleja donde la actividad constructiva del alumno, guiada por las acciones de mediadores le dan acceso a un conjunto de conocimientos y formas culturales. De esta definición se infieren los roles del alumno y el educador en los procesos de enseñanza y  aprendizaje.
Dado el carácter de la educación escolar, la actividad mental del alumno se aplica a contenidos previamente definidos, no obstante al construir sus conocimientos y aprender significativamente el alumno toma conciencia y responsabilidad sobre su propio aprendizaje.
El papel del educador está centrado en el descubrimiento de las representaciones que poseen los estudiantes respecto a un tema dado, con el fin de organizar tareas graduales y progresivas, crear condiciones y orientar el proceso para vincular las elaboraciones conceptuales del alumno con el saber culturalmente organizado. Esta función sólo se logra a través del establecimiento de una estructura comunicativa eficaz.
El papel de mediador del docente se justifica en el Currículo Básico Nacional de Educación Inicial (MECD, 2000), cuando le confiere la función de “animador del aprendizaje” (p. 51). Es decir, le señala como el encargado de organizar el ambiente socio educativo con el fin de producir interacciones comunicativas dentro del aula, dirigidas a la comprensión como factor fundamental del aprendizaje, para superar el memorismo tradicional y lograr un aprendizaje integrador y autónomo. En el nuevo currículo la tarea del docente apunta a la formación de las funciones psíquicas superiores que aparecen primero en el ámbito social y luego a nivel individual, esto permite determinar la orientación constructivista del aprendizaje como proceso donde intervienen las características cognitivas propias de cada sujeto y las variables sociales del medio que le rodea.

La Mediación del Aprendizaje

Para explicar la conexión que existe entre el aprendizaje escolar y el desarrollo Vigotsky (1995, original 1934), formuló la hipótesis de desarrollo próximo donde pone de relieve el carácter orientador del aprendizaje respecto al desarrollo cognitivo, este teórico partió del supuesto donde se afirma que el sujeto interactúa con otros sujetos que poseen distintos niveles cualitativos de desarrollo, en dicha interacción los menos aventajados pueden ser favorecidos, es decir, pueden alcanzar su zona de desarrollo próximo, la cual está definida en los siguientes términos: "La distancia que debe recorrer el individuo desde lo que ya sabe hasta lo que puede llegar a hacer, siempre que el medio le proporcione los recursos necesarios dentro del proceso de interacción social" (Vigotsky, 1995 p. 49)
El concepto de desarrollo próximo permite captar la vinculación dinámica entre el aprendizaje y el desarrollo. El análisis del concepto de Zona de Desarrollo Próximo determina la existencia de dos niveles evolutivos: el real y el potencial. El nivel real es explicado como la evolución de las funciones mentales que se produce como consecuencia de ciclos evolutivos que han sido experimentados por el sujeto. El nivel potencial está latente en el ser humano y puede manifestarse con la ayuda o intervención de mediadores que ejercen su influencia desde el plano social (Pichardo, Oviedo y Barajas, 1999)
A partir de la interpretación de las proposiciones anteriores, se infiere que el desarrollo mental está condicionado por dos factores diferenciados: la estructura genética y el contacto con las demás personas en circunstancias concretas dentro de un ambiente social.
Ríos (1995) Expresa que durante el proceso de mediación del aprendizaje se pueden resolver las disonancias entre el estado de desarrollo real y el posible desarrollo potencial de los estudiantes, ya que a través de la mediación el alumno va logrando progresivamente competencias, hasta que logra encontrarlas por sí mismo. Con la ayuda de los adultos y los compañeros más aventajados el niño va incorporando un conjunto de instrumentos y herramientas culturales en sus estructuras mentales.
La mediación favorece la tarea del estudiante, le facilita recorrer y soslayar las distancias que existen entre lo que ya sabe, lo que está aprendiendo y lo que puede llegar a construir. El papel del docente como mediador de las intervenciones entre el niño y la cultura debe partir de la consideración del nivel de desarrollo cognitivo en que se encuentra el educando (Pérez, 1997)
Con respecto a la naturaleza del aprendizaje Kohl de Oliveira (1992) señala que éste consiste en la internalización progresiva de los instrumentos mediadores y que, por lo tanto constituye la aplicación del principio que establece que todo proceso psicológico superior va de lo externo a lo interno, de las intenciones sociales a las acciones internas de orden psicológico.
Tanto el concepto de Zona de Desarrollo Próximo como las reflexiones acerca de la naturaleza y alcances del aprendizaje, remiten al concepto de mediación, el cual en su acepción general es definido por Espinoza (2000), de la siguiente forma:
Es el proceso en el cual se utiliza el recurso del medio. La interposición entre una persona y los estímulos ambientales para resolver las distancias que surjan en esa interacción. Es un tipo de acción a ejecutar en una situación conflictiva (P. 53)
En la mediación se identifican tres elementos: el mediador y las partes interactuantes, éstos se relacionan con el propósito de mejorar la comunicación que es producto del encuentro entre factores biológicos, instrumentales y sociales, cada uno de ellos da lugar a una modalidad de mediación.
Alvarez y Del Río (1990), señalan que el factor biológico es el origen de la inteligencia práctica que hace posible el uso del lenguaje en el transcurso de la relación individuo ambiente; el factor instrumental por su parte, se refiere al empleo de los signos y símbolos que constituyen el lenguaje como instrumento psicológico, a través del cual tiene lugar la mediación interna en el sujeto. El lenguaje interiorizado humaniza y transforma los objetos y hace posible la construcción de métodos y procedimientos sociales que se convierten en mediadores y adquieren la calidad de signos.
Los autores antes citados plantean que el factor social genera mediación social porque el lenguaje adquiere en esta instancia un rol socializado interpersonal que da lugar al proceso de intercambio o comunicación entre los individuos que participan en una actividad colectiva.
Espinoza (2000) afirma que el desarrollo próximo del estudiante se encuentra influenciado por los siguientes aspectos: a)comunicación multidireccional b) el currículo prospecto, c)experiencias previas o significado, d) la evaluación dinámica. Este autor también sostiene que en los procesos mediadores del juego dramático debe tomarse en cuenta el entorno social. Por otra parte, expresa que este tipo de mediación debe trascender la intención de transferir destrezas o claves previamente estructuradas, es decir, se debe procurar en los niños la toma de conciencia acerca de su propia posibilidad de expresión corporal y verbal, que no es otra cosa que la adquisición de posiciones acerca de la comprensión y apropiación de los significados del mundo que les rodea.
Estas consideraciones sólo pueden tener validez en el aula cuando se enfatiza en la interacción y se toman en cuenta las experiencias previas de los estudiantes, lo que hace posible el uso funcional de la lengua, la gestualidad, el movimiento y el espacio como medio de aprehensión y transmisión de conocimientos, opiniones y sentimientos.
La mediación en el aula tiene lugar a través del empleo de recursos y estrategias que facilitan mayores competencias en la construcción de las formas de expresión personal. Esto supone la aplicación de modalidades de comunicación efectiva, con el objeto de intercambiar ideas y alcanzar conciencia acerca de la propia posibilidad de expresarse a través del lenguaje gestual y corporal.
Vásquez (2000) acota que se deben suministrar al niño diversas oportunidades gratificantes que favorecen la mediación durante las actividades en el aula, una de ellas consiste en el juego dramático, que da origen al trabajo cooperativo que hace posible el surgimiento espontáneo de la sensibilidad y la expresión.
Diez (1999) presenta aportes específicos acerca de la mediación a través del juego dramático, enfatiza que la misma debe considerar dos niveles de elaboración: el individual y el de elaboración grupal (juego espontáneo y juego dirigido), que constituyen el rango donde se encuentran incluidas las competencias cognitivas de los niños participantes, pues el juego es un acto cognitivo que posee componentes semánticos y una forma de realización que puede variar según la edad y las experiencias previas de cada niño en particular.
Las estrategias para efectuar la mediación del aprendizaje a través del juego asociado al teatro (juego dramático), según el punto de vista de Diez (1999), pueden ser organizadas, de acuerdo a su relación con la regla que rige las acciones lúdicas, al efecto se consideran estrategias basadas en el juego espontáneo y las basadas en el juego dirigido.
Por otra parte, Méndez y Hernández (1996), Señalan que el juego dramático como actividad que implica expresión y comunicación requiere ser mediado a partir de estrategias basadas en las fases del proceso creativo, es decir, en actividades lúdicas de selección, de asociación y juegos de organización.

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